domingo, 21 de noviembre de 2010

SANTA SOFIA DE CONSTANTINOPLA

El edificio conocido como Santa Sofía de Constantinopla fue mandado construir por el emperador Justiniano, durante el período artístico conocido como Primera Edad de Oro del arte bizantino. Su ámbito cronológico abarca desde el año 532 al 537 y sus autores fueron Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto. Los materiales usados fueron piedra y ladrillo para los muros, mármoles de colores para las columnas y el pavimento, planchas de cobre en el interior.
 Su planta conjuga magistralmente dos tipologías conocidas, la basilical y la de cruz griega cubierta por una gran cúpula. De la basílica nacen tres naves, la central más ancha que las laterales y el ábside, y de la segunda, la cruz griega inscrita en un rectángulo que casi es un cuadrado. La enorme cúpula (de 31 metros de diámetro) se apoya en cuatro grandes machones que, a través de cuatro triángulos curvilíneos (pechinas) permiten el paso de la planta cuadrada a la circular. En los empujes  se colocan bóvedas de cuarto de esfera, cuyos empujes son, a su vez, recibidos por otras menores de igual forma y por dos bóvedas de cañón, contrarrestadas también por gruesos estribos.
En Santa Sofía contrasta enormemente el distinto tratamiento que se le da al interior y al exterior del edificio. En el exterior, el edificio se concebía como un ejemplo de equilibrio, con nítidos volúmenes, que dejaban traslucir la estructura interna, con los materiales desnudos, sin decorar.

En el interior, en cambio, el efecto es otro. Se trata del espacio más importante, dominado por la gran cúpula. los muros interiores estaban totalmente decorados. no debemos olvidar que columnas, exedras y casquetes crean también una tensión longitudinal de esencia basilical. En la nave central nos encontramos con otra de las peculiaridades de Santa Sofía, la tribuna, en la que el monarca tiene su trono. El antiguo matronium cede su puesto al palco real, lo que va a servir de modelo para las iglesias palatinas occidentales. En las laterales destaca también la galería de arcos. Esta iglesia es un lugar dedicado tanto a la glorificación de Dios como del Emperador, con una jerarquización del espacio que deja traslucir el rígido protocolo de la corte, reflejo de la influencia oriental en la cultura bizantina

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